La vida de todo se vivo pasa por varias etapas: Nacimiento, juventud, madurez, senectuz y muerte. La vida está marcada por el paso del tiempo. Esta impermanencia queda patente en el sentimiento estético japonés de una manera muy marcada: Mono-No-Aware ó sentimiento de delicada melancolia que puede derivar de una profunda tristeza al sentir hondamente la belleza caduca de todos los seres de la Naturaleza.

Aún recuerdo un detalle que me impactó bastante durante la visita que hice ,hace ya algunos años, a la casa del maestro Masimo Bandera. La del estudio del árbol durante su época joven . La imagen del maestro repasando un libro en la que aparecían los esquemas básicos de cada una de las especies, de su porte en el estado Monumental. Estado en el que como me indicó era aquel en el que la especie se encontraba en su apogeo y vitalidad máxima. En la edad adulta, pero justo tras su juventud.

Y que me dicen del cultivo. Cómo mantener todo el ramaje con garantías, la miniaturización, las proporciones, el vigor...
He de confesar que en este sentido siento muy próxima esa idea, y que maestros como los de vanguardia puedan tener la llave para su estudio y realización con seriedad. De hecho, ya vi algunas obras del maestro en esta dirección y son fascinantes. Una importante vía que abre nuevos caminos a diseños naturales y llenos de vida, una nuevo canto al vigor de las especies.
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