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lunes, 16 de julio de 2007

SIMPLIFICACIÓN-SIMPLICIDAD.

En una observación directa de la naturaleza, advertimos que para asegurar la continuidad de la vida, los organismos multiplican en muchos casos algunos órganos, así tras la pérdida de uno, existe la posibilidad de sustituirlo por otro que siga realizando sus funciones de manera eficiente


Esto entre otras cosas provoca multiplicidad y por consiguiente más consumo de energía

En el mundo vegetal esta máxima se hace más evidente. Se multiplican raíces, troncos, ramas, hojas... Durante la vida del ejemplar irán desapareciendo debido a la intervención de factores externos, estos mismos son los que irán configurando su aspecto propio y nos harán una pequeña biografía de su existencia.

Cuando el árbol se encuentra en fases tempranas adquirirá la forma biotípica de su especie, dirigida por su código genético en el que primarán los ángulos de salida de cada rama, su posición , la forma y distribución de sus hojas...En resumen todas las propiedades que han propicidado que la especie se haya mantenido con vida dentro del ecosistema en el que se han desarrollado desde que existe.

En el mundo del Bonsái toda esta realidad cambia, se introduce un nuevo factor, y por el contrario desaparecen varios. El cultivo pasa a la esfera del bonsaista. Las provisiones de alimento, agua y energía se aseguran; las plagas se mitigan.

Tradicionalmente los maestros bonsaistas orientales han marcado sus obras en el acercamiento a estados muy avanzados en la edad biológica del árbol. Eso induce a la simplificación de la piezas, podas de ramas, confecciones de jines (partes muertas talladas y esculpidas), Sharis (zonas muertas entre ramas pulidas y tratadas).

Esta simplificación o simplicidad entra ya dentro de los cánones del bonsái por definición (estética Zen).

En antropología se estudia la simplificación como un acto para comprender mejor las cosas, dentro de este marco seria lógico pensar en ella cuando hacemos bonsái, pero puede existir también la duda del valor absoluto de esta simplificación: ¿Hasta donde?

Para mí este valor absoluto depende de tres variables: La edad donde quiero colocar al árbol , el carácter propio de este y su espécie.

No es lo mismo hacer el diseño de un haya joven o un pino centenario; tampoco lo es hacer un enebro que un olmo. Y el estúdio de caracteristicas que lo hagan singular es fundamental para no crear bonsais estereotipados y sin carácter.