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miércoles, 16 de mayo de 2007

AUTOR

Hace uno días, durante unos comentarios con mi amigo y compañero Juan Vallejo, hablamos del concepto de autor dentro del Bonsái como arte.

 Varias consideraciones surgieron de inmediato. La primera :"El tiempo". La certeza de que durante la vida de la obra ésta diluye la mano de su autor . Por otro lado la idea de que la búsqueda incesante de la novedad provoca el olvido de parte de la producción que no debe ser siempre estereotipada. Por lo tanto  la obra debe ser compuesta, de esta manera ,por el sentido natural del propio árbol.
Uno de los tres sellos distintivos del budismo (no olvidemos que el zen es un conjunto formado por :Budismo, confucionismo, Sintoísmo y Animismo) es el de la impermanencia (Shogyo-Mujo).

Mi posición es la de considerar el Bonsái como obra inacabada, necesita en todo momento de alguien que lo cultive, y ya sea de una manera u otra, a través de sus cuidados o de sus distintas reformas a nivel artístico, éste siempre dejará impreso su valor personal sobre la obra y  uno de los supuestos no es válido, no puede darse un bonsái solamente con el riego y con el paso del tiempo.

No Individualidad (Shoho-muga):Donde se encuentra el hombre se da inexcusablente la autoría sobre sus obras, es inherente a la condición humana, es innato. Quizás sí que se pueda intentar lo contrario. Intentar borrar esta mano de manera que nos integremos con el resto de los seres, en concordancia y unitariamente.

Según el Budismo el "yo" personal es mera ilusión, fruto de la acumulación de los "cinco agregados" (Goun) de la personalidad ilusoria. Llegado a este punto nuestro referente es la "Naturaleza". Utilizarla como ejemplo y escuela para la realización de nuestras obras.

Por fin con respecto a la configuración de las obras  debemos abrir nuestros límites y como bien defiende el maestro Massimo Bandera debamos ir hacia la defensa del diseño del árbol monumental.

La idea de formar una obra acercándonos únicamente  a la edad de árbol viejo , me parece pobre en el sentido de quedarnos solo con una parte de su vida. El árbol monumental y su despliegue en el tiempo hasta la cercanía a su fin, quizás. Incluso su cercanía a estadios más jóvenes puedan ser soluciones a materiales coherentes con esta idea.

miércoles, 2 de mayo de 2007

Miniaturización - Proporciones en Bonsái




Uno de los factores importantes a la hora de hacer Bonsái es la miniaturización. Este factor hace que la obra de arte pase a la esfera de la vida privada, con lo que creamos un lazo afectivo muy importante. Conseguimos que el árbol se convierta en algo muy personal, así lo hacemos a la medida de nuestras manos. El verdadero sentido de todo esto es la proporción. Necesitamos una relación de normas que nos acerquen a unas formulaciones que ayuden a la reproducción artística.


Este sentido de la proporción ha llegado a interesar tanto al hombre y la ha aplicado a tantos puntos que varían desde, por ejemplo , la diferencia entre el aspecto físico del hombre y la mujer: ha preocupado en las civilizaciones, egipcia, griega, romana... en la Edad Media, Gótico, Renacimiento...Alberto Durero, Alberti, Picasso...


En nuestra civilización llegamos a la verdadera "cuadratura del hombre" ó "circunferenciación", en realidad a la humanización de todas las cosas mediante el hombre de vitruvio. Esa famosa quimera , en la que el ombligo era el centro del circulo y los genitales los del cuadrado. También han existido deformaciones típicas impuestas por las necesarias correcciones ópticas, por las expresiones derivadas de los distintos estilos, incluso por los movimientos puramente estéticos.


Más cercanamente en la Andalucia árabe del califato de Córdoba con la proporción Cordobesa (1,3), más humana que la conocida posteriormente como Divina.


Sin embargo en el Bonsái se trasciende de una manera más natural hacia la proporción Áurea (1,6). Esta relación más universal en todos los ámbitos Naturales. Desde los Nautilus (Caracola) a las espirales de los girasoles.


No debemos sin embargo encorsetarnos a unas series matemáticas para producir obras de arte, de hecho es tan lícito el recurrir como el de prescindir de ellas ya que es factor muy importante el de libertad de acción. Sin la que nos veríamos recurrir una y otra vez a realizar obras en serie.